Llama olímpica en Buenos Aires. Crónica Olé
La ex tenista olímpica Gabriela Sabatini llegó con la llama al Hípico.
Transcribimos artículo del suplemento "Olé" del diario Clarín de Buenos Aires reseñado por UruguayCorre:
LA LLAMA EN BS. AS: FIESTA A LA NUESTRA
Nuestros atletas encendieron el fuego olímpico, en una fiesta bien argentina: colados, retrasos, emoción y color. Olé la siguió en bicicleta.
ERNESTO RODRIGUEZ III | erodriguez@ole.com.ar
Fue como esos asados familiares de mesa larga y bullanguera en los que nunca se sabe cuántos serán a la hora del almuerzo, las comadres pelean por ver quién hace la mejor ensalada rusa, reverdecen discusiones por el lavado de platos y aunque alguno se haga el tonto para pelar la billetera, se van sintiendo que la pasaron bárbaro. Así pasó la antorcha por la Reina del Plata, bien a la nuestra, con defectos (pocos) y muchas virtudes.
Las imágenes de casi cuatro horas pedaleando junto al fuego olímpico pasan como postales: los dragones y tambores chinos en la previa; la rigidez marcial del muchacho oriental que portaba la cajita de cristal con la llama; la llegada tarde de Macri (anótese media falta, Mauricio); los aplausos en cuanto Camau Espínola dio el primer paso; la sorpresa de ver cómo el fuego pasaba de bote en bote en Puerto Madero; los exagerados "mimos" de la policía; los colados que se engancharon en el convoy de cuatro cuadras; las bombitas que llovieron en Plaza de Mayo; la gente que invadió Diagonal Norte atrasando otra media hora; la emoción de veteranos de mil batallas olímpicas recibiendo temblorosos la tea; la cara esperanzada de D'Alessandro esperando el relevo con más ganas que entrar a la final del Mundial; la alegría de Pablito, el pibe de 17 años con Down que hasta firmó autógrafos; Cristian Miniussi yendo hasta su anterior parada para hacerle de lazarillo a Silvio Velo, talento de Los Murciélagos; los que aplaudían y tocaban bocina de onda, sin quejarse por los cortes; el segundito que se le apagó la llama a Daniela Krukower; el incansable Zhuang Ting Wan (cholulo made in Macao) corriendo para llevarse la firma de los 80 relevistas; el arrebato de los D'Elía chinos a los que exponían sus ideas en paz; la entrega total de los voluntarios; la satisfacción de que Gaby Sabatini cerrara sin grandes conflictos.
El Kily González lleva la antorcha por las calles porteñas en una ceremonia que fue inolvidable.
Al fin, bien se sabe que el paseo de ayer tiene un toque de negocio, otro de política y varios condimentos más. Pero hubo algo intangible que superó todo. Los que faltaron (Diego y Bati), se la perdieron. Los que estuvieron, se fueron pipones, pidiendo un aplauso para los que encendieron el fuego olímpico."
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