Sendero de los Carros (8k, Florida, 01/nov/09): crónica PLP
Transcribimos crónica de Pablo La Paz de los 8k aventura Sendero de los Carros disputados en Florida el 1º de noviembre de 2009:
"Llegando a Florida
Llegamos a Florida bajo una linda llovizna, aquello ya nos avisaba que seguro el barro y el agua serían nuestros compañeros de ruta.
Con Victor Trillas sabíamos que no sería una carrera fácil, pero que la disfrutaríamos del comienzo al final, y por suerte así fue.
Los organizadores estaban desde temprano trabajando con mucha dedicación y entusiasmo pese a la lluvia, recorriendo el circuito y marcándolo de nuevo, pues habían lugares en los que el río no daba paso.
Previo a largar comenzó la típica cuenta regresiva …..10 9 8 7 6 5 4……….y al primer amague de algunos de los corredores anfitriones me largué sin más, mi compañero me había advertido que los muy sinvergüenzas el año pasado y el otro habían largado antes ja ja ja , así que si me querían agarrar dormido, se quedaron con las ganas.
Apenas vi un hombro salir de esa fila de corredores, pegué un salto adelante, y ya tenía como seis corredores que se mandaron delante de mí, enseguida siento un brazo que se entre cruza con el mío, al mejor estilo del padre que entra a la novia a la iglesia, y ahí un sinchón para atrás……yo pensé: ¿y esto?”. Sin mucho pa´ discutir le devolví a aquel cristiano cabortero la gentileza y le arranqué el brazo de un tirón como diciendo, “este brazo es mío” así que a puro codazo y manotones me desprendí de aquella sangrijuela haciéndome de la punta del pelotón, ante la mirada atónita de mi compañero ja ja ja.
Salimos corriendo al costado de una vía y a los 400 metros el primer obstáculo una hermosa coronilla que dejaba ver un hueco a 50 cm del piso, ahí mismo pasamos de venir corriendo erguidos a todo trapo, a correr en cuatro patas al mejor estilo tatú peludo ganándole la cuereada a ese manojo tupido de espinas.
En seguida nos adentramos en el monte, caracoleando entre barro, piedras, ramas, agua…..ya de arranque y sin lástima, toda la naturaleza floridense nos recibía de brazos abiertos, peo eso sí de monte bien bien cerrado. Por suerte seguimos al frente del pelotón sin achicarnos, arremetiendo en un circuito totalmente desconocido para mí. Los barrancos los subíamos y los bajábamos apretando dientes, manoteando cuanto manojo de yuyos había.Fuimos entre el monte saltando cunetas, agachándonos bien abajo para sortear cuanta rama se nos atravesaba, con el tronco bien abajo, con la cabeza como la de una tortuga y los ojos que se levantaban como un telescopio para calcular el próximo ramerío.
“Largate que hay arenita”
Al rato llegamos a un arenal……….yo pensé “por fin algo descampado para correr sin tener que mirar para arriba, ni tener que correr agachado, di la primer zancada en el arenal y el pie se me hundió como 20 cm, miré para adelante y aquello no terminaba más. Una linda arenita de río bien blanda que por momentos era atravesada por arroyuelos en donde el agua nos llegaban a las rodillas. Aquello era una pesadilla, cada paso parecía un pique de 50 metros!!
Luego deberíamos correr como 2 km por un campo inundado de agua, cruzando alambrados a todo trapo y cuidando de no dejar nuestra descendencia estampada en los apretados alambres.
Llegamos a la mitad del recorrido y pegamos la vuelta, cruzándonos con los corredores que venían detrás nuestro, a una distancia, gracias a Dios…..muy muy prudencial, a esa altura estábamos entre los primeros 8, luego nos pasaron Tabárez y Marcos, quedando en la posición 9.
De regreso aquellos barrancos fangosos se habían puesto imposibles con todos los corredores que ya habían pasado, no había ni donde afirmar el pie, la única alternativa era tirarse como si aquello fuese la alfombra mágica, tratando de manotear durante la caída cuanta cosa que ofreciera seguridad.
Era tan grande el barrial que en una perdí de vista a mi compañero, vi su cuerpo volar por los aires después de un hermosísimo patinazo, y como todo lo que sube baja, cayo como bolsa de papas, ja ja ja, quedando acostado con brazos y piernas para arriba a mejor estilo cucaracha. Ahí pensé: “este no sigue”, Pero no…. el amigo se incorporó raudo, desparramando las piernas para todos lados tratando de salir del barrial a puro patinazo, aquello parecía un número de circo.
Por allá adelante en un alambrado…….. otra caidita, aquello ya parecía adicción. Por dentro me reía a carcajadas, hasta que se me borró la sonrisa cuando yo también volé por los aires y quedé sentado entre el barro.
Un final con sorpresita
Finalmente a falta de 1 km corrimos por una vía, saltando entre los durmientes, donde fuimos pasados de manera poco legal, o más bien nada legal, por una pícara parejita de Corredores de La Piedra Alta.
Acá va un mensaje para los “AMIGOS CORREDORES”: disfruten de su gran proeza, ahora caballero de ojos claros, para la próxima tenga una actitud más inteligente y haga honor al cargo que ocupa, al menos eso, porque deportivamente ………usted es un monumental fiasco!!
La llegada
Finalmente con Victor llegamos en la posición 12 de la general y creo que quintos en nuestra categoría en un tiempo ……………….que no tengo idea y por suerte, nunca me importó.
Gracias a Dios sólo me interesóDISFRUTAR, dejar fluir mi cuerpo, entregarme a mi adrenalina a mis reflejos, a mi lucha interna por llegar con las pocas fuerzas que me quedaban.
En la soledad de los montes floridenses me encontré conmigo mismo como en otras tantas oportunidades, fui plenamente feliz corriendo entre el barro, el agua, las vías, la arena, los barrancos, las flores, las coronillas, y los interminables trillos.
Con cada pedazo de mi cuerpo fui copiando el terreno, acomodando esta máquina perfecta a cada recodo del camino, mimetizándome con el paisaje, siendo parte de él, aferrándome a sus pliegues, descubriendo sus perfumes, corriendo bajo su generosa llovizna, haciéndome de sus colores, para guardarlos en el medallero de la memoria de lo vivido."
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