"Y... ¿ganaste?" (reflexiones del tío Yeritano, AdS)
"- Y... ¿ganaste?"
Clásica pregunta, muy frecuente al otro día de una carrera, sobre todo aquellas personas que saben mi afición a las carreras y con las cuales me relaciono a diario.
No me queda claro si esperan “¡Llegué primero!” para decirles a los demás "¡Ché ,viste el flaco salió primero y nosotros lo conocemos! O si esperan el clásico ”¡me fue bien, pero salí xxx en la general y xxx en mi categoría!” e internamente piensan “pa qué corre tanto si nunca sale primero”.
Reconozco que todavía no sé cómo salir airoso a esta pregunta; no porque no sepa la respuesta sino porque no sé cómo decirles en pocas palabras que siempre gano aun cuando no me suba a un podio.
La relación deporte-salud es tan intuitiva que no resiste la menor discusión (aún en los deportes extremos). Lo que no resulta tan intuitivo o por lo menos pocos se toman el tiempo para hablar o escribir es sobre los “beneficios por empatía” que genera el atletismo.
El iluminado de Saint Exupéry escribió aquello de “lo esencial es invisible a los ojos”, cita muy acertada si se trata de entender esto.
Pasamos tanto tiempo buscando datos y recetas para correr más rápido que omitimos que aún con datos y recetas no se termina ninguna carrera cuantos confiamos meses de entrenamiento a “esa carrera” y ésta desmorona sin aviso. No hay tal derrota, pensemos en el entramado de cosas que se dan en la previa, durante o post carrera e imaginen la perspectiva de ir a una competencia y encontrarte con “hoy el viento sopla con una velocidad de 23,7 kmt/h, lo que significa una pérdida de rendimiento del 11,2% en relación a... y la humedad del 94% afecta mi capacidad para absorber oxígeno en 3,78% a nivel del mar... o si la placa que te hicieron de rodilla usaron gel de contraste".
Sinceramente espero encontrarme con “Los”
Los que te mandan la foto a tu correo, los que se anticipan y si te falta un mango para la carrera te dice "Dale, no faltes yo te aguanto”, los que te invitan a pasar un fin de semana en su casa, los que te llaman tres o cuatro veces por semana, los que lesionados van a una etapa a alentarte, los que en lugar de preguntar “¿Qué dan?...te preguntan qué necesitás?, los que te acompañan a Tres Cruces a despedirte, los que la noche de bodas pasan en un micro rumbo a un Maratón o los que ponen una Plaza de comidas en la rambla el Domingo 29.
Cada viaje a un carrera es una experiencia única, te acerca más y más al mundo interior de cada atleta, aprendés a respetarlo como si fuera tu hermano, se comparten secretos y mañas y, aunque te toque dormir en un hotel de cuarta con un debutante en ultraMarathon, tenés asegurada la lección.
Con propiedad puedo asegurar cómo se sintió Dardo cuando se llevó el Primer Puesto en San Pedro; yo estuve ahí, no me lo contaron; vi alegría en la cara de Jorge Xavier de Sayago al bajar una hora su tiempo; yo estuve ahí, no me lo contaron; yo estuve al Lado de Tabarez cuando cayo desmayado en la “Columbia Lobos" y, aunque se lo querían llevar en ambulancia a Maldonado, el loco se levantó y, tambaleando, llegó a la meta. Sé del susto que tuvo Julito Perera de Juan lacaze en la previa de Cascallares y cómo volvió.
¿Cuántos de uds. conocen historias similares? Seguramente muchos, y seguramente más motivadoras que saber la relación costo beneficio de las carreras o teorizar un rendimiento en maratón basado en una formula matemática.
Hay tanto altruismo en una carrera de calle que merece ser contado o transmitido y es acá donde yo debería responderle a mi interlocutor: “Si, siempre gano, aún si me tienen que ayudar a llegar”.
A mis compañeros de Atletas del Sur y a todos los "Los"
Héctor Yeritano ("el tío")
fuente: Atletas del Sur
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